Antes de nada una pequeña aclaración: ¿por qué Manitas recoge un post sobre un libro? ¿Qué tiene que ver con la temática del blog? Dos razones: primero, porque a Laura Calçada le encanta la buena comida y el mundo de los vinos; segundo, porque Manitas recoge singularidades y su libro lo cumple.

El libro recoge la autobiografía de Laura Calçada, probablemente su diario personal. Si el apellido no te sugiere nada, googléalo. Descubrirás rápidamente sus nexos familiares. Es la hija de un famoso periodista catalán. Llegué a su libro a través de un artículo en el Ara. Siempre me han atrapado las historias personales, sobre todo si son singulares.

Lo más sorprendente del artículo eran las críticas de los lectores a su persona. Había unas cuantas. Excepto uno o dos comentarios, el resto le criticaban desgarradamente. No se salvaba ni la escritora ni el medio. Eso incrementó mi interés interés por saber más. La entrevista y el libro habían despertado pasiones entre la audiencia y como publicitario sabemos que si hay reacción, algo bueno contiene.

Algunos días después, subiendo por el Passeig de Gràcia de Barcelona, me paré en la Casa del libro y pregunté por la autobiografía. La portada era perturbadora; el título aún más. No soy lector habitual de literatura de entretenimiento. No tengo tiempo para leer historias. Pero, a veces, se cuela alguna obra en mi ajetreado día a día.

Por fin he terminado de leerlo. Fucking New York me atrapó desde la primera página. No hay ningún hilo conductor, no hay ni siquiera final, pero sus vivencias y las razones de su alocada experiencia americana me ocuparon todos mis ratos libres. Llevaba el libro siempre a mano. Minuto que tenía, rato que avanzaba en su diario personal.

Había cierto dèjá-vu en algunos de sus fragmentos. Podía sentir la frustración del padre, la confusión de su madre, la preocupación y amor de sus abuelos paternos. No es un libro de fácil lectura. Es extremadamente crudo, tenso, repetitivo e inquietante. Parece una venganza. Está narrado como en tercera persona, como si la autora se observara desde las gradas; como si no fuera con ella. Su pasión por la buena comida justifica mi reseña en Manitas como ya apunté al inicio. Pero, lo que realmente me hace escribir sobre ello, es la singularidad de su historia americana.

Probablemente haga falta haber tenido hijos para leer y entender su libro. Me quedé impactado, perturbado, desorientado, incomodado, culpable. Nuestra generación un poco mojigata y naíf, no entiende el apego al disfrute de los jóvenes de hoy en día. Son capaces de tirar por la borda una carrera profesional por el simple motivo de perderse experiencias personales. Pero, hemos sido nosotros quienes les hemos descubierto ese mundo experiencial. No les hablamos de lo mucho que cuesta crearlo y, sobre todo, mantenerlo. No quieren perder su vida trabajando como tú, pero tampoco quieren renunciar a tus comodidades. Cuando por fin te das cuenta que deberías alertarles, ya es tarde. No quieren lecciones de vida y tienen razón. Priorizamos el materialismo y nos hemos equivocado. Lo importante era la vida.

Si la historia de Laura fuera una empresa, ella sería la tercera generación. Solo un pequeño porcentaje de empresas sobrevive a una saga familiar. Laura no supo ver la oportunidad de la empresa familiar y el padre acabó despachándole. Ya sé que hablo desde la ignorancia. Seguro que Laura tuvo sus razones, pero probablemente el padre también. Lo que pasó después es su caída al abismo, narrado de forma despiadada y con enorme talento por ella misma. Ojalá sepa desplegar las velas y vuele con seguridad.

Sí, es una putada. Todos estamos abocados a la soledad cuando se trata de sobrevivir. Cuesta un horror ganarse medianamente bien la vida. Este libro debería ser lectura obligada para todos los padres. Ahora, una cosa es lo que debería ser, otra sacarle veinte Euros al lector… He aquí el reto de la vida.

Si tienes estabilidad emocional y de verdad eres tolerante, entonces lee Fucking New York. No te dejará indiferente.