El restaurante Madrid-Barcelona, en Aragón entre Pau Claris y Passeig de Gràcia, lado mar, era uno de mis sitios preferidos. Había ido con clientes, amigos, esposa, incluso muchas veces solo. Se comía muy bien y a pesar de no ofrecer menú en aquel entonces, el precio era asequible. Valoraba sobre todo la estabilidad en la carta (siempre con platos típicos y caseros), la simpatía y continuidad del personal de la sala, el lugar tan íntimo y ¡la compra en algún momento de unas sillas más cómodas! Se podía comer de todo, desde un plato tradicional y casero hasta marisco. Para los que íbamos a menudo ya sabéis que los platos del día estaban apuntados en los espejos.
Pero, esta dichosa crisis ha reconvertido no pocos negocios. Así también al Madrid-Barcelona, aún abierto y de aspecto idéntico, pero de filosofía diferente. La presión del menú, de hacer caja, de arriesgarte a llenar aceptando solo con reserva, algo a priori positivo, pero que al Madrid-Barcelona le ha quitado la espontaneidad e improvisación.
Tras infructuosos intentos, respuestas poco acertadas para un cliente fiel, quejas de allegados sintiéndose engañados por Manitas de Cerdo al figurar en mi lista de restaurantes preferidos, me veo obligado a quitarlo. No sería fiel a la filosofía del blog y me dejaría llevar por la nostalgia si lo dejara ahí. ¡Qué gran pena amigos del Madrid-Barcelona! Pero, los negocios evolucionan y si esta nueva modalidad se ajusta a vuestro plan de negocios, pues, enhorabuena. Siempre he sido respetuoso con el dinero. Cada uno sabe cómo debe ganárselo.
¡Good bye y hasta siempre!