Pequeño restaurante ubicado en Barcelona, ideal para ir con un cliente, un/a amigo/a o tu pareja. Las mesas son de dos o de cuatro comensales. Se come bien, el lugar es encantador, el dueño y el personal muy simpáticos. Si llevas extranjeros, cuenta que no hay carta en inglés. Dispone de un pequeño reservado, curioso y acogedor, aunque de sonoridad extraña, para ir con amigos más que con clientes. Es de los pocos sitios donde encontrarás la cerveza Moska de Girona, excelente por cierto. La carta va variando y a veces incluyen platos muy tradicionales; ¡el otro día ofrecían pies de cerdo preparados según una receta medieval! Cuesta unos 20 Euros por persona, sin vino.
Barcelona, c/Julián Romea 18, tf. 93 218 25 18