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♦ ♦ ♦ Desafortunadamente, este restaurante ya no existe ♦ ♦ ♦
Hablan de una quita a la deuda española, pero cuando llega la noche, que me expliquen dónde está la crisis. Si lo viese Angela Merkel la quita se transformaría en un recargo. Hablando de crisis, ¡por fin he podido reservar en El Lobito! Se trata de una marisquería de vieja referencia en la Barceloneta. Al parecer, la ciudad estaba literalmente tomada por adinerados rusos debido a la celebración del Salón Inmobiliario Barcelona Meeting Point (BMP). Ya con días de antelación costaba concretar una reserva en un restaurante con garantía de éxito.

Por suerte pudimos comprobar que Moscú aún no pisa ese barrio antaño marinero y construido sobre terreno ganado al mar. La Barceloneta tiene un encanto especial, entre miserable y cautivador, con sus edificios probablemente más altos de lo que sus cimientos aguantan y famoso por sus cuartos de piso. El Lobito es ahora una marisquería con menú cerrado y sin sorpresas, aparte de saturarte con marisco hasta suplicarles un alto, al menos en el menú superior. De habernos servido ese pescado final, nuestras orejas se hubieran convertido en branquias y hubiéramos salido como cangrejos avanzando lateralmente por la calle Ginebra hasta lanzarnos por el muelle del Port Vell.
No es barato, pero antes de empezar ya conoces el importe de la factura y eso, en temas de marisco, se agradece. Se percibe en el Lobito haber vivido tiempos mejores, especialmente en los empleados de mayor solera. No hacen ni puñetero caso a las alabanzas. Deben pensar: ‘menudo puñetero este, que se zampa media reserva de crustáceos de nuestra pecera a precio cerrado’.
La nota todavía se escribe a mano, en mesa contigua y con buena letra. Para nosotros era dinero, pero, lo reconozco, el retorno no dejaba margen para crítica alguna. Si algo pudiera pedirles, sería un pizca de mayor optimismo para la era del bueno, bonito y ‘barato’. El dinero fácil, que por cierto nunca he vivido, se ha pasado a la historia. Claro, siempre quedan los magnates rusos del BMP. Su desconocimiento por lo auténtico aún nos deja margen para comer marisco en modalidad de precio pactado. Apuesto que los del salón inmobiliario se han peleado por encontrar mesa en el finiquitado Bulli. Y me pregunto: habiendo habido mesas libres en El Lobito, ¿se habrá celebrado una mariscada privada en la cala Montjoi?
El Lobito, c/ Ginebra, 9. Barcelona. Tf. +34 933 199 164
Visito con frecuencia tu blog y hoy he encontrado la agradable sorpresa de «Lobito»… He de reconocer que ni de nombre me suena, pero por lo que comentas es recomendable. Saludos!.
Gracias Ricard por tu visita. La verdad es que buscaba algo bien, pero sin pasarme, porque iba con un cliente y hoy en día no se entiende bien según qué lujos. Sé que te gusta el Passadis del Pep, pero pensé que no entendería el concepto. Así que aproveché y me pasé por El Lobito. Estuvo muy bien de calidad y sobre todo cantidad, aunque me sorprendió la poca ocupación. ¿Será que la crisis arrastra a todos? En El Lobito se les nota que tuvieron tiempos mejores, en el sentido de más clientes y facturas elaboradas según el consumo, no como ahora, que van con ese menú cerrado (el de 55€ o el de 85€), vino aparte. Por cierto, no tienen carta de vinos. Tú pides color, sabor y origen y ellos sirven lo que tienen. Bueno, para un gourmet quizá no es la mejor forma, tiempos de superviviencia digo yo! Un saludo
Me ha encantado leer tu cronica sobre el lobito. Creo que el fallecimiento de «El lobo» ha marcado un antes y un después en el local. Lobo era el alma mater, el rey, era todo, te pegaba unos sablazos tremendos, no había precio cerrado como dices que hay ahora, pero pagabas con gusto. Por lo que comentas, y eso esta muy bien, la calidad sigue siendo muy buena, sobre la bodega tienes toda la razón, aprendieron del padre. Que quieres un Albariño, lo tienes y lyo pagas, el problema es que lo puedes comprar en tienda por 4 o 5 €.
Un saludo.
Agustín
Gracias Agustín por tu comentario. Me perdí ese momento que comentas, ¡qué rabia! Me encantan los sitios auténticos y, ahora que lo comentas, lo que echaría en falta sería ese ‘alma mater’ como dices. Lo bueno, en todo caso, es que soy algo menos pobre habiéndome salvado de esos sablazos! Muy agradecido y que vaya de provecho. Philipp