Follow @manitasdecerdo
He aquí mi Santo Almuerzo del 2013 (si pudiera existir):
Aperitivos

- Me tomaría una caña en el Vaso de Oro con unos Nius d’olives negres de Ca la Maria.
- Si no tuvieran sitio en la barra, me pediría una copa del biodinámico blanco Pardo Rupestris 2012 dónde lo encuentre.
- Mientras esperara el primero, probaría una rebanada tostada de Panetón de Baluard, restregándola con ajo y tomate, sazonada con aceite de oliva virgen extra y un poco de sal pura.
Entrantes
- Aún con el Rupestris en la mano, contemplaría el Tartar de tomate dulce con olivada del Academy del Dry Martini y, después de un rato, me decidiría por comérmelo.
- Tras el primer asalto, me pediría un sorbo del Faunus del 2011 en su justa temperatura para fundir el sabor del pa amb tomàquet y el tartar.
- Estiraría el brazo y tomaría un vaso de Vichy Catalán para depurar las papilas gustativas.
- Le seguiría el Maguro Tataki del Iki. Después de disfrutarlo, en realidad podría levantarme ya totalmente satisfecho, aunque en realidad habría comido poco.
- Me haría falta otro sorbo de Vichy Catalán o, mejor todavía, del biodinámico Mendall de Laureano Serres para volver a la superficie.
- A continuación vendría una esqueixada de Castanyola amb llimona i prèssec de Martí Rosàs. Si además me quedara un sorbo del Rupestris combinaría genial.
- Hasta el momento, todo habría sido compatible con mi dieta baja en grasas; estaría listo para los segundos.
Segundos
- Si lo encontrara y pudiera pagarla, haría descorchar una botella de Ferrer Bobet Vinyes Velles para hacer una entrada triunfal al mundo de los tintos.
- ¡Y aquí el inmejorable carpaccio de magret amb vinagreta de foie i pinyons de Martí Rosàs! Como de foie solo llevaría una pincelada, mi dieta lo soportaría.
- Para marcar un cambio, me comería -como si de un segundo se tratara- un trozo de pan crujiente con frutos secos del Forn de Sant Josep y olvidaría todo lo dicho y sabido sobre pan.
- Como demostración de una alta cocina baja en grasas saturadas, pediría las verduritas de Harry Wieding. Nico Cabañas me daría las explicaciones pertinentes. Esperaría paciente.
- Tomaría otro sorbo del vino de Laureano Serres, que ahora me sabría diferente y raro. Aún así empezaría a gustarme. Se trataría de una ruptura necesaria para pasar a un arroz estrellado.
Te habrás dado cuenta que se trataría de un menú de mediodía. Lo digo por lo del arroz. No pidas nunca una paella para cenar.
- He aquí vendría la paella d’arròs bomba, calamar, peix de llotja preparado por Rafa de Valicourt y supervisado por el chef Michelín Xavier Pellicer. Todos los ingredientes serían ecológicos.
Descansaría un momento. Tomaría el resto de Vichy Catalán y evitaría ya el alcohol para entender -y sobre todo para no olvidar nunca- la traca final de los postres.
Postres
- El primer postre: ‘helado de masa madre con pulpa de cacao, lichis salteados y macarones de vinagre balsámico’ de Jordi Roca; una experiencia irrepetible por motivos obvios.
- Y como postre final, obligado para cualquier ágape de nivel: crema de fruita de la passió amb aire de coco i granissat de menta del Coure.
Cafés o tés
- Ya rendido, me pediría un té de primera cosecha Chai de Inés Bertón de Tealosophy, esperaría 3 minutos y meditaría con cada sorbo si en el 2014 realmente me quedaría algo por descubrir.
- Ah, y si pudiera pedirme un entorno y mesa ideal, entonces sería en el Casamar, a principios de verano.
¡Gracias restauradores, bodegueros y magos de los fogones por hacer realidad los pequeños placeres del 2013! Para mi sois lo más grande.
Menudo plan… me apunto ya. Aunque no sé si me iba a dar la VISA para tanta alegría…
Ah, iba a presupuestarlo… Creo que lo único realmente prohibitivo sería el postre de Jordi Roca, más que nada porque aisladamente no creo que lo servirían… Salud y feliz año.