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La Taverna d’en Pou es un restaurante ubicado en un antiguo local de Llagostera que tuvo poca fortuna en lo culinario. Aún así, los antiguos gestores alargaron su agonía durante mucho tiempo. Finalmente por necesidad o agotamiento, o quizá ambas cosas a la vez, decidieron buscar fortuna en otro oficio.
Liberados restaurador y llagosterencs de semejante angustia y congoja, el local había perdido toda suerte de interés de los locales. A pesar de estar situado en una de las ubicaciones más céntricas y fáciles de aparcar del pueblo, ya nadie piensa en el número 5 de Pau Casals. Como mucho se piensa en el número 13 de la misma calle, que ubica desde hace años una exitosa farmacia a pesar de estar asociada a la mala suerte esa numeración.

El poder de las ollas
La suerte de un negocio de restauración no sólo depende de las ollas, sobre todo al principio. Como publicitario he aprendido que la conducta de los consumidores está determinada por los recuerdos. La experiencia pasada, las necesidades individuales, los recuerdos sobre el producto o su publicidad explican en buena medida los comportamientos.
No basta, por lo tanto, con hacerle un lavado de cara. Una campaña publicitaria no serviría para cambiar la opinión de los llagosterencs. Tampoco cambiará la actitud de los locales el hecho de ofrecer una carta atractiva y asequible; el menú es un simple elemento de comunicación. No servirá de gran cosa cambiar el mobiliario, encender velitas en cada mesa, pintar las paredes, cambiar el cartel, ampliar la terraza o repartir folletos por el vecindario. Todo esto está muy bien, pero no dejan de ser simples elementos de comunicación.
Cómo solucionarlo
Si La Taverna d’en Pou fuese un cliente que viniera a nuestra agencia con ese problema, jamás le recomendaríamos la comunicación para cambiar actitudes. La comunicación no tiene ese poder. No por ofrecer un magnífico menú a 20 Euros el fin de semana se recibe una avalancha de llamadas reservando mesa. Nadie invade un restaurante por ofrecer un gustoso y saludable entrecot de procedencia ecológica. No por incluir todos los postres en el menú habrá más comensales.
La Taverna d’en Pou está llena de prometedores mensajes y no todos están escritos. Hay un simpático rincón de aceites de calidad a escoger, una terraza interior sencilla y agradable, unos platos generosos y de decoración apetecible, una variedad en menú a gusto de cualquier exigencia de dieta, incluso la alcalina. No hay ninguna razón para no entrar.
Aún así, la actitud de los llagosterencs se resiste y sólo existe una forma de cambiarla: a través de la experiencia. No hay nada más poderoso para vender un producto que dándolo a probar a los potenciales clientes. Por eso la industria automovilística insiste tanto en los test-drive.
Este post tampoco servirá de mucho, porque no deja de ser un producto de comunicación. Ni siquiera el boca-oreja –una de las comunicaciones más poderosas– sería suficiente. Para cambiar actitudes hay que forzar a los llagosterencs y a los que no lo son a un test-drive.
Darse cuenta
Si lo pruebas verás que el envase te ha engañado. Recuerdas esa ubicación y juzgas el restaurante sin probarlo. Yo hice el paso hace unas semanas, por cierto, influenciado por una recomendación, y ya van varias repeticiones.
La Taverna d’en Pou, Pau Casals 5 (Llagostera). Tf. 972 83 21 03
Curiosidad: este post lo publiqué el 18 de Mayo del 2014. Pues, hoy, 30 de Agosto de 2015, La Taverna d’en Pou es el nº 1 en Tripadvisor de todos los restaurantes de Llagostera, ¡alguno con estrellas Michelín inluidos!
Foto: Álvaro Pérez Vilariño