Ubicado en el centro de Girona, junto a la vía elevada de Renfe y de difícil aparcar, se encuentra el Massana. Según reza en su site lleva operativo desde 1986 y cuenta, tras la experiencia, con una merecida estrella Michelín. Girona no es mi especialidad, así que me dejé asesorar por un amigo perro viejo en asuntos de restauración. No resistí la tentación de teclear la referencia en Google y, oh sorpresa mía, encontré opiniones de ambos extremos. Unos lo alababan, otros salían decepcionados por frío, caro y normal. Si no hubiera sido por la recomendación personal, me hubiera echado atrás. Con clientes nunca arriesgo y menos en asuntos de estómago. ¡Qué poder que tienen los blogs! Pero, fui adelante, no con cierta inquietud. Aparcamos de milagro y entramos en el Massana. Reconocí enseguida algunas de las críticas leídas, muchas referentes al continente del espacio. Efectivamente, una cocina tan sobresaliente, un servicio discreto y profesional, una carta de vinos selecta y contenida en diferencial, se elevarían en estrellas en un continente que, todo siendo muy formal y a la altura, haría la función de catálisis en asuntos de comer. Costoso sí, caro no. Curiosidad: enfrente teníamos una mesa con dos señores y cuatro niños. Increíble, mi economía familiar no resistiría jamás semejante reto. Y comieron felices, hasta los más pequeños, con los platos de alta cocina. A ver qué cocinero supera semejante prueba sin servir patatas fritas.
Massana (Girona), Bonastruc de Porta, 10. 972 21 38 20