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En algunos aspectos, el matrimonio Campos-Stern me trae a la memoria los Schilling de finales de los 50 en la Cala Montjoi. A los segundos no he tenido oportunidad de conocerles, a los primeros, sin embargo, les estoy viendo progresar. Como los Schilling, Rafael Campos y Ronit Stern no vienen del sector. Sin embargo, sienten una pasión irrefrenable por la gastronomía y ya disponen de tres panaderías-degustación en Barcelona.

Bulli: el precedente

Bajo el paraguas de Crustó, fonéticamente ‘corteza’ en castellano, ya no solo ofrecen un pan elaborado con amor como diría Santi Santamaría en uno de sus últimos escritos (‘El amor es un hierro oxidado’), sino pequeñas y creativas elaboraciones culinarias con o sin pan.

Debes probar su ensalada de Quinoa; una revolución para las papilas gustativas. La Quinoa, un antiguo pseudocereal como he podido averiguar, se cultiva desde hace más de 5.000 años en el continente americano y constituía uno de los alimentos básicos de los pueblos andinos. Sólo personas apasionadas pueden ofrecer una ensalada de Quinoa entre harina y masa madre.

Recuerdo una primera conversación con el matrimonio Campos-Stern en su recién estrenado Crustó de la calle Valencia, cuando me dijeron que antes de lanzarse a la panadería, en realidad querían abrir un espacio de degustación. Pues, ya casi lo tienen. Crustó se está inflando como la masa en reposo. Una locura que sólo personas apasionadas pueden hacer.

Dicen renunciar a multiplicar Crustó (se me esfuma abrir una franquicia en Palamós), pero no se quedarán en la ensalada de Quinoa. Atención: son los Schilling del 2011, tiempo al tiempo. Visita su nueva web.